El cambio climático es el desafío más importante que nos toca enfrentar como generación. Combatirlo con decisión es un imperativo ético y ha sido uno de los focos de nuestro gobierno. Es necesario, ahora más que nunca, aunar los esfuerzos para enfrentarlo. Ya no podemos seguir simplemente mirando cómo nos afectan sus consecuencias. Llegó el momento de hacernos parte activa de la solución, a través de la participación y el compromiso de todos los sectores.
Esta Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos busca, justamente, integrar los esfuerzos en pos de una gestión más sostenible de los residuos orgánicos municipales – lo que nos permite tanto mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, como adaptarnos mejor al estrés climático que se siente cada vez con más fuerza.
Estos residuos representan más de la mitad de los que se generan en los hogares, y que, salvo excepciones notables, no se gestionan en Chile de forma separada, sino que se mezclan con la basura que va a parar a rellenos sanitarios y vertederos, desaprovechando de esta forma su enorme potencial y generando un importante impacto ambiental.
La Estrategia plantea una visión que se aterriza a través de ambiciosas metas al 2040. Planteamos que en dos décadas podamos aprovechar dos de cada tres kilos de residuos orgánicos, poniéndonos al nivel de los países más desarrollados en la materia y avanzando decididamente hacia una economía circular. Además, la estrategia sugiere los principales cambios que se deberán impulsar para alcanzar la visión y las metas.
La economía circular permite resolver un conjunto de problemas medioambientales de nivel local y global. Pocos ejemplos como el de los residuos orgánicos demuestran esto tan claramente. De las distintas escalas en que se organiza el territorio, esta estrategia está enfocada en la escala país: sus metas son metas para todo Chile, y los cambios que propone son cambios que afectan a todas sus regiones. Sin embargo, una gestión de residuos orgánicos sostenible es, necesariamente, el fruto de una gestión local. Por ello, el éxito de la Estrategia dependerá, crucialmente, del liderazgo de las municipalidades y los gobiernos regionales del país en la materia. Será fundamental lograr que estos actores se empoderen para la implementación de las soluciones que tengan más sentido para sus diversas realidades.
Confío que en 20 años más miraremos hacia atrás y veremos en esta estrategia un punto de inflexión desde el que empezamos a recorrer una trayectoria distinta, hacia un desarrollo sostenible y bajo en emisiones, generando una mejora simultánea en lo ambiental, económico y social.
Carolina Schmidt Zaldívar
Ministra del Medio Ambiente

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